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Pero, ¿cómo funcionan los paneles solares?

En pocas palabras, un panel solar funciona al permitir que las partículas de luz o fotones en términos técnicos, liberen electrones de los átomos generando un flujo de electricidad. Los paneles solares en realidad comprenden muchas unidades pequeñas llamadas células fotovoltaicas, en donde fotovoltaica simplemente significa que convierte la luz solar en electricidad.

Cada célula fotovoltaica es básicamente un sándwich hecho de dos rebanadas de material semiconductor, usualmente silicio, el mismo material que es utilizado en microelectrónica.

Para que las células fotovoltaicas funcionen se necesita establecer un campo eléctrico, al igual como un campo magnético que se forma debido a los polos opuestos, un campo eléctrico lo encontramos cuando se separan las cargas opuestas. Para tener este campo, muchos fabricantes estimulan o “dopan” el silicio con otros materiales, dando a cada porción de este sándwich una carga eléctrica positiva o negativa.

Los fabricantes, específicamente, siembran fósforo en la capa superior de silicio, lo cual añade electrones extra, con una carga negativa a esta capa. Mientras tanto, en el proceso, la capa inferior recibe una dosis de boro, que resulta en menos electrones o una carga positiva, y todo esto se suma al campo eléctrico en la unión entre las capas que encontramos en el silicio, y es así cuando un fotón de luz solar libera un electrón, el campo eléctrico empujará ese electrón fuera de la unión del silicón.

Existen otros componentes de la célula que convierten estos electrones en energía utilizable, las placas conductoras de metal en los lados de la célula juntan los electrones y los transfieren a los cables, es en ese punto que los electrones pueden fluir como cualquier otra fuente de electricidad.

Recientemente los investigadores han producido células solares ultra finas y flexibles que solamente miden 1.3 micras de grosor (una micra o micrómetro equivale a una milésima y parte desde el milímetro) que lo podemos traducir a un 1/100 del ancho de un cabello humano, y son 20 veces más livianas que una hoja de papel.

Estas células son tan livianas que las podemos poner sobre una burbuja de jabón y aun así producirán energía con la misma eficiencia que las células solares a base de vidrio, y esto se dio a conocer gracias a un en un estudio de muchos científicos que publicado en el diario Organic Electronics en el 2016.

Las células solares más ligeras y flexibles como las que tenemos aquí, podrían integrarse en la arquitectura, la tecnología aeroespacial e inclusive en la electrónica portátil.

Actualmente existen otros tipos de tecnología solar, incluyendo la energía solar térmica y concentrada (CSP), que operan en una forma diferente a los paneles solares fotovoltaicos, pero lo que los une entre sí, es que todos aprovechan el poder de la luz solar para generar electricidad, calentar agua o aire.

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